14 - Poblamiento Andaluz

EL POBLAMIENTO  ANDALUSÍ EN XÀBIA

A finales del siglo VII de nuestra era las tierras de Xàbia aparecen despobladas. Habrá que esperar hasta el siglo IX para hallar los primeros indicios de ocupación humana que irán generalizándose a partir del siglo XI, aunque  la mayoría de los asentamientos fueron ocupados entre los siglos XII y las primeras décadas del XIII hasta el 1244, año de la conquista de Dénia y el valle  de Xàbia por Jaume I. La conquista feudal acabó drásticamente con la población musulmana de estas tierras, que fue obligada a ocupar las zonas del interior o bien a emigrar hacia el sur.
Son muy escasas las referencias documentales andalusíes sobre estas tierras, todas ellas muy genéricas,  en las cuales se cita el jabal Qácûn  (Montgó) o su riqueza agrícola con cultivos de  “viña, los higos y las almendras”,  como nos cuenta el geógrafo Yaqut (574/1179-626/1229), autor árabe que hizo interesantes descripciones de esta región de Al-Andalus.     
Actualmente conocemos unos veintidós yacimientos arqueológicos de época andalusí, la mayor parte de los cuales han sido muy alterados por el abancalamiento y las faenas de transformación de época moderna. Todos ellos mantienen unas características semejantes, situándose sobre las suaves vertientes de los cerros que rodean el valle de Xàbia, con una gran concentración sobre la vertiente norte de la sierra de Tossalets, donde hallamos, de este a oeste: cap de Martí, el Rodat, el Tossalet, les Atzúbies, el Rebaldí, Capsades y la torre de les Capsades. Fuera de este área y dispersos por el termino hallamos los yacimientos de Cansalades, Tarraules, les Valls, la Lluca, la villa de Xàbia y el Rafalet. En el área del Montgó se sitúan los yacimientos de la Plana Justa, las cuevas del Montgó y del Barranc del Migdia, mientras que en la costa hallamos los de la Punta de l’Arenal y la isla del Portitxol.
Exceptuando los asentamientos de la montaña y la costa, que por su ubicación podrían desarrollar actividades centradas en el pastoreo, o la pesca (y en menor medida comerciales), el resto de los asentamientos muestran un marcado carácter agrícola. Así, su ubicación cerca de zonas con ricos suelos agrícolas y la presencia de algunas estructuras y materiales  así lo indican. Destacan los “pouets de moro”, silos de forma ovoide o piriforme con una pequeña boca circular excavados en la roca, con una profundidad de entre 150-160 cm. y una anchura entre 180-140 cm. La función de estos depósitos sería la de almacenar y también ocultar productos agrícolas, básicamente cereales. La presencia de fragmentos de cangilones de cerámica en algunos de estos yacimientos también nos indica claramente la existencia de una agricultura de regadío que aprovechaba las aguas freáticas mediante norias, ingenios que fueron introducidos en la península por los musulmanes.

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