Antecedentes

La primera iniciativa de las Naciones Unidas sobre cuestiones ambientales, si bien de carácter reducido y de escasa trascendencia, tiene lugar ya en 1949.

De todos modos, no será hasta la década de los sesenta cuando, por iniciativa sueca y con el empujón de la Conferencia Internacional sobre Conservación y Utilización de la Biosfera (UNESCO, París, 1968), recientemente celebrada, se decide convocar, el año 1972, y dentro del marco de la Asamblea General de la ONU, una conferencia sobre Medio Ambiente Humano, que se popularizará con el lema «Una solaTierra».

A la conferencia, que tuvo lugar a Estocolmo entre los días 5 y 16 de junio de 1972, reúne a representantes de 113 estados, y alrededor de 400 ONG se reunieron en un Foro del Medio Ambiente paralelo, en el que se presentaron estadísticas alarmantes sobre contaminación diversa y degradación de ecosistemas.

Podemos considerar consecuencia directa de este acontecimiento internacional:

  1. La Declaración de Estocolmo, que consta de 26 principios.
  2. El Plan de Acción para el Medio Humano, con 109 recomendaciones para los estados.
  3. El establecimiento del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio
  4. Ambiente), creado en el diciembre de ese mismo año, y con suyo a Nairobi (Kenia).

En opinión de las asociaciones para la protección de la Naturaleza, la conferencia de Estocolmo tubo sin duda, un efecto positivo, ya que atrajo la atención de la opinión pública y de los medios de comunicación sobre la problemática ambiental y las organizaciones de diversa índole que trabajan en ello.

A la conferencia de Estocolmo siguieron muchas otras, de carácter monográfico, dedicadas a ahondar en las diferentes vertientes del medio ambiente humano, celebradas bajo los auspicios de las Naciones Unidas:

  1. Población (1974, 1984)
  2. Alimentación (1974)
  3. Asentamientos humanos (1976)
  4. Agua (1977, 1992)
  5. Desertificación (1977)
  6. Energías nuevas y renovables (1981)
  7. Clima (1979, 1990)

Si bien los encuentros internacionales de carácter temático desembocaron en importantes progresos en lo concerniente a la comprensión y búsqueda de soluciones sectoriales a problemas medioambientales y favorecieron la creación de entidades intergubernamentales específicas, no fueron, en cambio, nada positivos para la visión integrada del medio ambiente y para la comunicación entre los órganos ejecutivos.

Por otro lado, en 1980 se publica la Estrategia Mundial para la Conservación (UICN/PNUMA/WWF), subtitulada La conservación de los recursos vivos para lograr un desarrollo sostenible, en la que se afirmaba que el desarrollo es condición indispensable para la conservación, y se hacía especial incidencia en el nuevo mensaje de la interdependencia entre todos los conceptos, la cual se formaliza en el término desarrollo sostenible.

Quizá, a cubierto de este nuevo espíritu, la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió, en 1983, crear una comisión independiente (la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo-CMMAD) con el objetivo de analizar conjuntamente el medio ambiente y el desarrollo en el ámbito mundial, y diseñar estrategias para un desarrollo sostenible que permitieran superar la disyuntiva e incomprensión.

La CMMAD comenzó a trabajar en 1984 bajo la presidencia de Gro Harlem Brundtland y concluyó su tarea en otoño de 1987, en qué presentó a la Asamblea las conclusiones, recogidas en el llamado Informe Brundtland, titulado Nuestro futuro común (Declaración de Tokio CMMAD, 1987).

En octubre de 1991 se publica en la ciudad de Glande (Suiza) el informe Tener cuidado de la Tierra. Estrategia por el Futuro de la Vida (UICN/PNUMA/WWF), con gran trascendencia internacional y muy valiosa en lo concerniente a la definición de actuaciones y de herramientas concretas para avanzar hacia el desarrollo sostenible.

La Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992)

El debate abierto por la Comisión Brundtland sobre medio ambiente y desarrollo mundial en Naciones Unidas, junto al empujón de las iniciativas procedentes de diversas instituciones internacionales, culminaron con la convocatoria, el 22 de diciembre de 1989, de una grande Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) a Río de Janeiro (Brasil), que se celebrará, generando previamente muchas expectativas, en junio de 1992 -el vigésimo aniversario de Estocolmo-, bajo el nombre de Cumbre de la Tierra.

Esta segunda reunión a gran escala de estadistas de todo del mundo se llevó a cabo con la finalidad de intentar estructurar un nuevo orden internacional en materia de medio ambiente y desarrollo. Entretanto, y con un planteamiento más crítico, se celebraba el Foro Global 92, en el que tomaron parte más de 1.500 organizaciones no gubernamentales. En esta ocasión la situación de inicio era más preocupante y los objetivos, más ambiciosos: las cabezas de estado o de gobierno debían adoptar medidas de carácter vinculante y conseguir la creación de órganos competentes para el control y seguimiento de estas medidas.

Los frutos de la conferencia (acuerdos, tratados, principios), se recogen en los cuatro documentos siguientes:

  1. La Declaración de Principios de Río
  2. La Agenda 21 Local
  3. El convenio marco de laso Naciones Unidas sobre el cambio climático
  4. El convenio sobre la diversidad biológica