20 - Castillo de la Granadella

EL CASTILLO DE LA GRANADELLA

El castillo de la Granadella está situado al sudeste del término, en el extremo levantino del morro del Castell, punta rocosa  que cierra por el sur la cala de la Granadella.  Se encuentra a unos 40 metros  sobre el nivel del mar, inmerso en un paisaje de altos acantilados calcáreos que caracterizan este sector litoral de la Marina Alta.
Esta fortificación, la última construida en el litoral de Xàbia, pretendia completar el sistema defensivo contra las incursiones piráticas. Fue levantado hacia al 1739, siguiendo las directrices de la arquitectura militar de aquellos momentos, con una planta de unos 140 m² en forma de “herradura”, formada por ancho muro curvado orientado a levante y un muro rectilíneo al oeste, lugar desde donde se accedía a la fortificación. El acceso se hacia por una puerta situada a cierta altura en el muro Oeste mediante una escala de cuerda facilitada desde el interior.
Dentro, el edificio tenia una planta baja que correspondia al polvorín y una estancia principal que ocupava el primer piso, donde estaban la puerta y diez troneras, cinco orientadas al mar y cinco a tierra. Arriba, en la azotea, se situaban dos cañones. Las tres plantas estaban comunicadas por una escalera de caracol situada en el angulo suroeste, de la cual aun se conserva la base.
La obra actual conserva un robusto muro de 325 cm. de espesor hecho de masonería de bloques irregulares de piedra viva y mortero de cal, forrados exteriormente con toscas rectangulares dispuestas en hiladas horizontales, con algunas perpendiculares, que hacen de traba. Los muros, conservan una altura máxima de 6,50 metros ( en el extremo de levante), asentándose sobre una  zapata  de mortero de cal y la roca natural. Para abastecer la guarnición – formada por cinco soldados- fue construido un aljibe rectangular con una capacidad aproximada de 23.647 litros que se conserva aún en buen estado.
Este moderno fortín no perduró mucho tiempo. Unos setenta y tres años después de su construcción, durante la guerra de Napoleón, fue minado y destruido para impedir que fuera utilizado por las tropas enemigas.
Las tres campañas de excavación realizadas entre el año 2001 y el 2005 han permitido conocer la estructura del edificio y recuperar abundantes materiales arqueológicos, entre los que destaca un conjunto de balas de cañón de hierro  y  numerosas cerámicas y otros restos que son los testimonios directos de la vida de los “torreros” en el castillo.

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