Lata y esparto

Los trabajos con fibras vegetales

La cultura tradicional ha utilizado las fibras de origen vegetal y animal para solucionar muchas de sus necesidades básicas. Trenzando con diversas técnicas las palmas, el esparto, la lana, el cáñamo, el lino, el algodón y otras materias, ha confeccionado vestidos, calzado, contenedores para transportar y muchos otros objetos con diversas funciones. Aquí, la palma de palmito y el esparto han sido las fibras vegetales más utilizadas. Ambas se encuentran de manera natural y abundante en nuestras tierras; de cosecha simple y manipulación sencilla, permitían abastecer  nuestra sociedad rural de capazos,  barxes, sombreros, alpargatas, abanicos y muchas otras piezas.
El palmito o margalló (Chamaerops humilis L.), es la única palmera espontánea europea. Está presente en las costas de la península Ibérica, Italia, el norte de Marruecos y Argelia, y las islas del Mediterráneo occidental.
Las palmas se recogían principalmente durante los meses de julio y agosto, en luna nueva. Se arrancaban las palmas de la yema del palmito, es decir, las que no se habían abierto todavía.  Después,  se  secaban al sol durante unos veinte días. Posteriormente, eren azufradas para blanquearlas y darles más flexibilidad. Esta operación se hacia en un lugar cerrado (normalmente un gran barreño) donde las palmas solo entraban en contacto con el humo del azufre que iba quemándose.

Antes de utilizarlas, había que  embrinar  las palmas,  operación que se hacia separando con los dedos las dos hebras que forman las hojas de la palma. Hecho esto, era preciso igualar la anchura de las hebras, utilizándose ahora una aguja larga mediante la cual se separaban los  esporguims , filamentos  que se guardaban y utilizaban para hacer pinceles y escobas.  Con las palmas sueltas, se hacían manojos que se enrollaban con un trapo.  Para dar más flexibilidad a las palmas, se mojaban con agua.   A partir de ahí comenzaba el trabajo de la llata  (pleita), que consistía en ir trenzando las hebras en diversas anchuras, según el uso que iba a tener: de siete mallas, de nueve, etc.  Se obtenían así los rollos de llata, que después se cosían adaptándose a un molde o bien al aire.
También el esparto, Stipa tenacissima, ha sido una planta utilizada para hacer llata – pleita – y otros trenzados.  Las hojas eran arrancadas en verano, cuando   presentan los filamentos redondos. Posteriormente se secaban al sol, remojándolas después en agua marina (si era posible) durante  unos cuantos días. A partir de ahora ya se podía utilizar el esparto,  entro si era  para hacer pleita, o picado –con una maza– si era para hacer cordel.
Con el cordel se hacían las espardenyes, que constaban de suela, puntera y talón. Primer se hacia la suela, formada por ocho o siete vueltas de cuerda, que se cosía con una aguja espardenyera. Después se ponía el talón y la puntera, que podía ser de esparto o de tela, llamándose en este caso  de careta.

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